domingo, 25 de febrero de 2018

Lectura

¿CÓMO CRECER? 


Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. 


El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa. La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble. 


Entonces encontró una planta, una fresa, floreciendo y más fresca que nunca. El rey preguntó: ¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío? No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresas. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. 


En aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresa de la mejor manera que pueda". 


Ahora es tu turno. Estás aquí para contribuir con tu fragancia. Simplemente mírate a ti mismo. No hay posibilidad de que seas otra persona. Puedes disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor por ti, o puedes marchitarte en tu propia condena...

domingo, 18 de febrero de 2018

Lectura.

El perrito cojo. Fábula.

El dueño de una tienda estaba poniendo en la puerta un cartel que decía:
“Cachorros en venta”. Como esa clase de anuncios siempre atrae a los niños, de pronto apareció un pequeño y le preguntó:
—¿Cuál es el precio de los perritos?
El dueño contestó:
—Entre treinta y cincuenta dólares. El niñito se metió la mano al bolsillo y sacó unas monedas.
—Sólo tengo $2,37. ¿Puedo verlos?
El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió una perra seguida por cinco perritos, uno de los cuales se quedaba atrás. El niñito inmediatamente señaló al cachorrito rezagado.
—¿Qué le pasa a ese perrito? —preguntó.
El hombre le explicó que el animalito tenía la cadera defectuosa y cojearía por el resto de su vida. El niño se emocionó mucho y exclamó:
—¡Ese es el perrito que yo quiero comprar!
Y el hombre replicó:
—No, tú no vas a comprar ese cachorro. Si realmente lo quieres, yo te lo regalo.
El niñito se disgustó y, mirando al hombre a los ojos, le dijo:
—No, no quiero que usted me lo regale. Creo que vale tanto como los otros perritos, y le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis $2,37 ahora y cincuenta centavos cada mes, hasta que lo haya pagado todo.
El hombre contestó:
—Hijo, en verdad no querrás comprar ese perrito. Nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros.
El niñito se agachó y levantó su pantalón para mostrar su pierna izquierda, retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo:
—Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda.
El hombre se mordió el labio y, con los ojos llenos de lágrimas, dijo:
—Hijo, espero que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú.

En la vida no importa quiénes somos, sino que alguien nos aprecie por lo que somos, nos acepte y nos ame incondicionalmente.

martes, 13 de febrero de 2018

Encuentro con autor

Esta mañana hemos tenido el placer, los alumnos y alumnas del tercer ciclo, de hacer una actividad super interesante. Nos ha visitado Rafael Salmerón, escritor e ilustrador de libros. En la biblioteca tenemos varios libros escritos o ilustrados por él. Os invitamos a que los encontréis. 
Nos hemos divertido mucho viendo con qué rapidez nos dibujaba los personajes de los libros y cómo estos dibujos tenían que estar de acuerdo con la historia, adaptando el estilo (humorístico, más serio, más infantil...)
En total tiene publicados más de 80 libros (en unos como ilustrador, en otros como escritor y en algunos como escritor e ilustrador)
Para finalizar nos ha firmado algún ejemplar y nos ha regalado unos dibujos preciosos que guardaremos con ilusión.

Si queréis conocer más sobre él o sobre su obra, os dejamos a continuación el enlace a su página web.  Rafael Salmerón









lunes, 12 de febrero de 2018

Carta a la mujer de mi vida

Después de disfrutar de vuestros magníficos Cuentos para la Paz, el equipo de la biblioteca, junto a vuestros tutores o tutoras, os proponemos que realicéis otro texto. Un texto un poco especial porque será una carta de agradecimiento a una mujer que haya sido o sea muy importante en vuestra vida. Esta mujer podrá ser vuestra madre, vuestra abuela, una hermana, etc. Vosotros/as decidís. 

Os recordamos que las cartas se harán en un máximo de dos folios tamaño A4, con márgenes (arriba, abajo, derecha e izquierda), cuidando la caligrafía y la ortografía y que podéis hacer dibujos o pegar alguna foto que completen el texto. Las entregaréis a vuestro tutor o tutora antes del próximo día 6 de marzo, martes. No olvidéis poned vuestro nombre y apellidos y el curso.


La carta podría empezar así: 

Armilla a __ de febrero de 2018


Querida mamá:

Con esta carta te quiero dar las gracias por ....


Un consejo: Escribid primero un borrador de la carta y cuando veáis que no os falta nada y que os gusta lo que habéis puesto, la pasáis a limpio y le ponéis los dibujos y/o las fotos.

¡Ánimo! y a escribir esas maravillosas cartas. Seguro que a esa mujer especial para ti le encantará leerla.

domingo, 11 de febrero de 2018

Lectura

El verdadero valor del anillo

- Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo ganas de hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
- Cuánto lo siento, muchacho. No puedo ayudarte, ya que debo resolver primero mi propio problema. Quizá después… -y haciendo una pausa, agregó- : Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
- E… encantado, maestro –titubeó el joven, sintiendo que de nuevo era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
- Bien –continuó el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique de la mano izquierda y, dándoselo al muchacho, añadió- : Toma el caballo que está ahí fuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, y no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó al mercado empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, que lo miraban con algo de interés hasta que el joven decía lo que podía por él.
Cuando el muchacho mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le giraban la cara y tan sólo un anciano fue lo bastante amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era demasiado valiosa para entregarla a cambio de un anillo. Con afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un recipiente de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.
Después de ofrecer la joya a todas las personas que se cruzaron con él en el mercado, que fueron más de cien, y abatido por su fracaso, montó en su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener una moneda de oro para entregársela al maestro y liberarlo de su preocupación, para poder recibir al fin su consejo y ayuda.
Entró en la habitación.
- Maestro –dijo-, lo siento. No es posible conseguir lo que me pides. Quizás hubiera podido conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
- Eso que has dicho es muy importante, joven amigo –contestó sonriente el maestro-. Debemos conocer primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar tu caballo y ve a ver al joyero. ¿Quién mejor que él puede saberlo? Dile que desearías vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca: no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo al chico:
- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya mismo, no puedo darle más de cincuenta y ocho monedas de oro por su anillo.
- ¿Cincuenta y ocho monedas? –exclamó el joven.
- Sí –replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de setenta monedas, pero si la venta es urgente…
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
- Siéntate –dijo el maestro después de escucharlo-.Tú eres como ese anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte un verdadero experto. ¿Por qué vas por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y, diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo meñique de su mano izquierda.


Cuento sefardí extraído de
”Déjame que te cuente” de Jorge Bucay

Después de leer el texto intenta contestar las siguientes preguntas:

Cuestionario
1.- ¿Por qué fue el muchacho a ver al sabio maestro?
2.- ¿Cómo se sintió el muchacho cuando el maestro le dijo que no podía ayudarle hasta que resolviese primero su problema?
3.- ¿En qué consistía el problema que tenía que resolver el maestro?
4.- ¿Qué tenía que hacer el muchacho para ayudar al maestro a resolver su problema?
5.- ¿Tenía el maestro que vender realmente su anillo?
6.- ¿Crees que los mercaderes valoraron correctamente el anillo?
7.- ¿De qué material sería el anillo?
8.- ¿Piensas que el maestro confiaba mucho en el muchacho? ¿Por qué?
9.- ¿Qué opinas del comportamiento de los mercaderes que se reían del muchacho?
10.- ¿Qué lección has aprendido de este cuento?